Especialistas en la preparación de callos, son cada vez más los que hacen el trayecto de vuelta al pueblo para probar el plato estrella del Camacho donde en fines de semana se hace imposible acudir sin reserva.
– Estáis situados en una zona industrial, a pesar del poco atractivo que puede suponer esto respecto a otros bares de pueblo, es habitual encontrar el lleno durante los fines de semana. ¿Cuál crees que es la clave de este éxito?
Sinceramente, no lo sé. En este negocio y en todos los aspectos de mi vida creo que la clave es el trabajo, la calidad, la ilusión y tener un equipo triunfador. Nosotros hemos puesto todo en este proyecto y nuestra filosofía es que los clientes son amigos, ¡y para los amigos siempre se da lo mejor!
– El boca a boca es clave en los días que corren, especialmente a través de internet, ¿cuánta importancia crees que tienen las redes sociales del nuevo auge de locales alejados de núcleos urbanos?
Tiene muchísima importancia, ¡más de un 80%! Especialmente en rapidez: las redes sociales e internet son un boca a boca gigantesco que viaja la velocidad de la luz.
Por supuesto, es un arma de doble filo pero por eso es indispensable hacer las cosas bien.
– Una de las entradas al comedor del local obliga a atravesar la cocina del restaurante, debido a lo poco habitual para muchos clientes resulta sorprendente el pasar por la cocina para llegar al lugar donde van a comer: ¿supone más presión el saber el cliente puede ver lo que pasa en los fogones?
No supone ninguna presión. Nuestro trabajo requiere tal concentración que algunas veces aunque pasen los clientes ni nos enteramos.
En realidad tenemos una segunda puerta al dar la vuelta la esquina del local pero ya nos hemos acostumbrado a que la gente pase por allí para que no den el rodeo exterior. A los clientes les hace gracia, y a nosotros nos encanta que vean dónde y cómo se elaboran los platos.
– Vemos imprescindible en este cuestionario hacer mención a tu madre, Conchita, a la que es habitual ver en la cocina del Bar Camacho, siempre incombustible al pie de los fogones; ¿no hay retiro cuando hay pasión por la cocina?
Mi madre está jubilada, pero sigue siendo madre por eso viene a reñirme un poco todos los días y, la verdad, yo me abandono a su supervisión porque todo lo que hace y dice es absolutamente perfecto. Ella ha nacido para cocinar y es un vicio que no abandona ni en su casa, aunque cocine para ella sola porque siempre tiene un plato de elaboración en la mesa, ¡es tremenda!
– Desde hace unos meses también ofrecéis un servicio de catering para eventos que está teniendo buena acogida en la región; ¿la cocina tradicional también tiene cabida en este formato?
¡Sí, tiene cabida! Servimos callos en los caterings además de tortillas, empanadas, quesos, chorizos a la sidra, bollos preñaos… Ofrecemos un tipo de catering que se asemeja al menú de una espicha asturiana, y parece que gusta mucho.
– Como hemos mencionado el plato por excelencia del restaurante son los callos, una receta con cierto halo de misterio por su secretismo y que ha pasado de una generación a otra. ¿Qué otros platos son imprescindibles en vuestra carta?
Las cebollas rellenas, que están muy ricas, y también el cabritu o el pastel de puerros con salsa de pimientos. Son los platos que más nos piden en el restaurante.
– ¿Qué no puede faltar en el día a día del Bar Camacho?
La ilusión y la pasión porque nuestro trabajo es duro, somos poca gente y hacemos demasiadas cosas, si no nos impulsara la pasión y el entusiasmo no llegaríamos…
– ¿Cuál es tu restaurante preferido en Asturias y por qué?
Me lo ponéis difícil porque en Asturias se come bien casi en todos los sitios, en bares, sidrerías, restaurantes… Me gusta mucho Casa Néstor en Luanco porque me gustan muchísimo los arroces que preparan y los pescados. También me encanta la cocina de Ca’Suso en Oviedo.
Mas info en:
Tere me encanto leer esta entrevista, como me presta que sigáis así. Para que salga bien la comida tiene que gustar cocinar, hacerla comida con mucho mimo. Y emplear el tiempo que sea necesario. BESOS