Compañía de Vinos Tricó es un bodega de la Denominación de Origen Rías Baixas, que dispone de 5 hectáreas de viñedo propio y otras 5 arrendadas, ubicadas en el Condado de Tea.
El trabajo que se lleva a cabo en esta bodega se basa sobre todo en una viticultura lo más natural posible y con una elaboración que sea poco intervencionista, consiguiendo así vinos muy diferentes a pesar de tratarse de las mismas viñas.
Empezamos catando la añada de 2008, “para que la frescura y potencia de los más jóvenes no tapen a los más viejos”, como nos apuntaba José Antonio, un vino que cuenta ya con más de ocho años y que a pesar de salir de una cosecha con mucha acidez, sorprendió que un blanco fuese así de completo sin haber pasado nada de tiempo en barrica.
Catamos el resto de años de estos blancos, incluida su última creación, del 2015, que está sin etiquetar aún y a la que todavía le queda un año para salir al mercado.
Destacamos especialmente la añada de 2010, por su potencia en boca. Y el Tricó de 2012 porque, a pesar de ser dos años más joven que el anterior, se nota que lleva el mismo y potente camino (¡habrá que probarlo en 2019 para confirmarlo).
Si Tricó es el vino que más define a la bodega, Nicolás es el vino de finca que mejor lleva el paso del tiempo en botella. Pasa 12 meses de reposo sobre sus lías y después 12 meses más en botella antes de su salida al mercado, alcanzando una graduación de 14,5%, alta para un albariño. Es un vino con mucho volumen, muy estructurado y con buena acidez, y creemos que el que más gustó a los presentes.
Con esta cata hemos desmitificado que el vino blanco no sólo es bueno cuando es del año, cuando hay una buena viña y elaboración detrás, como es el caso de Tricó, merece la pena tomarse un vino blanco envejecido.
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