La quesería leonesa Siete Lobas plantea la vuelta a lo tradicional con una elaboración marcada por lo artesanal, sin maquinaria ni tecnología, y una producción que sale al mercado en función de la leche disponible, sin presiones sobre la producción.
La estrella de la quesería es el CastroCastillo, un queso pastoril elaborado con una mezcla de tres leches (oveja, vaca y cabra) afinado al natural sobre madera, cada pieza es diferente ya que no hay cálculos en su elaboración: las proporciones de cada leche se fijan en función de lo aportado por cada animal ese día en concreto.
Tiene una corteza natural que nos recuerda a una piedra o ladrillo, en la cata probamos sus variantes de curación de cuatro, siete y catorce meses, y a medida que pasa el tiempo la corteza va ganando dureza y terreno al interior del queso.
Encontramos en su sabor similitudes con el Gamoneu pero sin el ahumado y con más mantecosidad gracias a leche de oveja.
Sorprendieron sus bolas lácticas de leche de oveja cruda, afinadas en apenas dos semanas y donde Siete Lobas amasa a mano estas creaciones condimentándolas con ajo, tomate, orégano o incluso carbón comestible. En este tipo de quesos podemos notar la transformación que sufre la leche natural con pequeñas porciones (en ocasiones inferiores al 0.1%) de productos de nuestro día a día.
Hubo hueco para catar uno de los quesos apestosos de la marca, el Luna Dorada, una pasta blanda de leche cruda de oveja que cuenta con una corteza lavada con agua de mar, gracias a la que se desarrollan una serie de bacterias que aportan un sabor ligeramente picante.
Por otro lado, la ovetense cervecería Ca Beleño cumple ya cuatro años al frente de la elaboración de Ordum: una cerveza elaborada en el propio local con gran éxito entre sus clientes.
Junto al queso probamos cuatro de sus variedades, muy diferentes entre sí por el tipo de elaboración y fermentación que sufre cada una en el proceso de elaboración que llevan a cabo en su cervecería (donde, por cierto, son bienvenidas las visitas).
Su lager rubia, de estilo checo y de baja graduación, es perfecta para iniciarse en el mundo de la cerveza artesana si venimos de un largo recorrido en cervezas comerciales. La Ordum Speltia elaborada con trigo, escanda asturiana y lúpulo sin filtrar, nos ofrece un sabor muy potente gracias a su mes de fermentación.
En su tostada, tipo Red Ale, podemos notar la fermentación con virutas de roble. Una de sus imprescindibles es la stout, Ordum Kraken, con sabores a chocolate y caramelo, es nitrogenada en el grifo obtener una burbuja pequeña y conseguir la formación de espuma.
Una cata de dos marcas que se complementan entre sí por sus sabores y por su tipo de elaboración artesanal y de procesos manuales.
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